17.1.09

torino

Era temprano por la mañana, un llamado lo había despabilado.
Tenía dos posibilidades, volver a la cama antes de que su mujer despertara o subirse al auto para no volver. La primer posibilidad había sido rápidamente descartada, ya que, él se encontraba metido en el auto acomodandose en el asiento: su cuerpo encajaba a la perfección. Latas de pintura aparentemente usadas y botellas de vidrio marrón vacías, no le dejaban apoyar sus pies sobre el piso, eso lo hizo incomodar un poco. Tomó las latas y botellas y las acomodó lentamente en la parte de atrás del auto y de toque arrancó el motor.
En el camino, aprobechó para acomodar su pelo ni muy corto ni muy largo, también llamó a un par de amigos, su voz era algo ronca y su tonada triste, cada frase que salía de su boca sonaba como si se tratara de una despedida.
Y así siguió manejando por varias horas que se hacían interminables. Para pasar el tiempo prendió la radio. Sólo funcionaba uno de los 4 parlantes y nada más se escuchaba una parte de la canción melancólica que sonaba.
Ya habían pasado varios días desde que partió de su casa, pero ningún familiar parecía extrañarlo, seguramente desaparecer sería la mejor opción.

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